Es difícil sintetizar el trabajo de una semana en Zirkozaurre con el gran Rolando San Martín, pero más difícil es no querer compartirlo. Utilizar un vocabulario propio de cada creador es una de las cosas más bellas de este oficio, un léxico para inventar, para manufacturar contenido que se transfiera paralelamente de una mente a la otra, usando el alma y espíritu de entre lo ridículo y lo patético en el cuerpo del otro. Elaborar una tesis e ir al corazón de una historia para exprimir y desarrollar una posible pieza, imaginar lo simbólico y encontrar su particularidad y usar la metáfora para lo universal y quizás, siendo ambicioso trascender. ¿Y cómo? ¿Cual es el meollo de este diálogo entre cocreadores, entre dos intérpretes, bailarines, malabaristas o directores?
“No es facil ser Jaco Pastorious” es (o será) una pieza de teatro creada desde el circo, una tragedia habitada por un payaso o una comedia que elabora un proceso trágico, en la que la vergüenza ajena y el patetismo se hacen presentes para hacer reír desde lo entrañable y el consuelo. Jaco Pastorious, se consideraba el mejor bajista del mundo, jugaba al baloncesto y tenía un gran sentido del humor. Tal vez encestar una canasta pudo haber cambiado el transcurso de la historia de la música moderna, un único lanzamiento en el que una persona se la juega, a vida o muerte, como en el circo.
Un particular y personal homenaje, un resumen de la vida del genio del bajo eléctrico sintetizado en un día, el último de sus días, tal vez el día que más le pudo cambiar su vida, siempre desde un lugar donde la admiración y el respeto se presenta como el máximo de los valores, desde donde el control y el descontrol se enfrentan crudamente para provocar en el espectador un auténtico paisaje sensorial entre ritmo, armonía y psicodelia.